miércoles, 4 de marzo de 2009

LA COCHINA ROSADA
Auto retrato













Rosada e inmaculada, coronada y de capa larga, fui a visitar al rey, para pedirle que me devolviera el corazón que yacía en su boca.

Mis mamas estaban llenas de leche y le cante la más antigua de las canciones de cuna, le ofrecí la más dulce de mis mieles y le prometí la vida.

Pero siguió masticando el corazón.

Saque de mi sexo, su sexo y se lo lance sobre la miseria que nos separaba, le cante el himno del partido que sobre esa miseria nos unió.

Se vio descubierto y lo mordió de muerte.